Lagar de Los López

Entre mediados del siglo XVIII y 1860, la demanda internacional de pasa de Málaga impulsó una fase de prosperidad en la que el cultivo de uvas para pasa, especialmente la moscatel, generó considerables beneficios para productores y exportadores. Sin embargo, a partir de 1873, la pasa malagueña perdió competitividad frente a productos nacionales e internacionales a bajo costo. La plaga de la filoxera en 1877 exacerbó la crisis, llevando a la ruina a muchos pequeños agricultores. La destrucción de la producción de pasa afectó principalmente a áreas de montaña, donde la recuperación resultó imposible debido a la aspereza del suelo y la falta de inversión.

Mientras la viticultura languideció en las zonas montuosas, la vega del Guadalhorce, del río  Campanillas y del Vélez experimentaron cierto éxito gracias a tierras fértiles y mejoras técnicas. Se introdujeron sistemas de paseros más avanzados y, en 1888, se destacó la innovación de las estufas de pasas, que permitían secar la uva en solo 3 horas, frente a los 15-20 días del método tradicional. Estas mejoras llevaron a una moderada recuperación en las exportaciones desde 1895 hasta el final de la I Guerra Mundial. Sin embargo, la compleja situación económica posterior a la guerra provocó otra crisis en la industria de la pasa. A pesar de sortear décadas con dificultad, a mediados del siglo XX prácticamente no quedaban viñedos ni paseros industriales en funcionamiento en el municipio.

«Una fase de prosperidad en el cultivo de uvas para pasa»

Lagares y Cortijos

Persisten vestigios arquitectónicos de este periodo dispersos en las vegas de las zonas costeras de la provincia. Estas estructuras, de carácter industrial, cuentan con amplias plataformas con numerosos paseros que solían cubrirse con toldos o tablones de madera. Un ejemplo destacado de este legado es la explotación de Los Merinos, en Málaga capital, que llegó a albergar más de 260 paseros. Juntos a estos paseros, se levantaban construcciones con naves destinadas a albergar estufas, cocederos de pasas de lejía y áreas dedicadas al picado y empaquetado de las pasas.

Un caso de particular interés es la fábrica de Los López, una construcción rectangular que data de mediados del siglo XIX y que se divide en varios espacios. Dos de estas áreas cumplían la función de naves espaciosas para el procesamiento de pasas, mientras que otras estaban destinadas a cocina y almacenamiento. En una de estas naves, se pueden apreciar conductos de salida de humos de los cocederos de lejía. Próximo a la fábrica, se encuentra el cortijo, una edificación más compleja que albergaba distintos espacios para vivienda, almacén y bodega.

« La fábrica de Los López, una construcción rectangular que data de mediados del siglo XIX»

Lagares y Cortijos

En la construcción de este conjunto destaca el uso alternado de tapial calicostrado, empleándose el ladrillo en los zócalos y machones y cadenas, una característica distintiva de las construcciones en esta región.

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